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"Solo dos legados duraderos podemos aspirar a dejar a nuestros hijos: uno, raíces; otro, alas" (Hodding Carter)

jueves, 23 de octubre de 2008

La madre que trabaja fuera de casa.

Más de la mitad de las madres con lactantes o niños de edad preescolar trabajan fuera de casa. La razón principal es la necesidad económica. Algunas madres vuelven al trabajo porque no quieren sentirse aisladas en el hogar o porque les gusta su trabajo o quieren mantenerse al día en su profesión.

La decisión de volver al trabajo o permanecer en casa puede ser difícil de tomar y cada madre deberá tener en cuenta sus circunstancias particulares. Pero, en cualquier caso, los hijos pueden crecer y desarrollarse bien con cualquiera de las dos decisiones. La consideración fundamental será la seguridad económica de la familia.

Si la madre puede conseguir que su hijo tenga una persona que lo cuide y atienda de forma adecuada, no hay ninguna evidencia de que regresar al trabajo cause ningún tipo de perjuicio al niño. Los hijos de madres que trabajan fuera de casa tienen un desarrollo emocional tan bueno como los demás. Entre los beneficios que tiene un niño cuya madre trabaja están un mayor grado de madurez, más oportunidades de aprender a confiar en otros adultos y a llevarse mejor con otros niños de su edad.

Después del nacimiento del bebé, una madre necesita de 6 a 8 semanas en casa para recuperarse físicamente del parto y establecer la alimentación apropiada al pecho. Sería preferible que la baja por maternidad se prolongara hasta 4 meses después del nacimiento. Para entonces la madre ya habrá adquirido mayor confianza en sus habilidades maternas y su hijo un lazo seguro con ella. Puesto que las madres no pueden permitirse el lujo de volver al trabajo cuando quieran, no deben sentirse culpables por ello.

Durante los dos primeros años de edad es mejor que los niños reciban cuidados individuales o diurnos en familia, porque necesitan más atención personal. Sin embargo, cuando no sea posible, la asistencia a una guardería establecida será la solución; aunque algunos niños necesitan ayuda, antes de los dos años, para adaptarse a ella. Para ello, cuando lo lleve por primera vez, su madre debe quedarse allí el mayor tiempo posible y al dejarlo debe hacerse con una actitud alegre, despidiéndose de él, sin tratar de escabullirse.

Ninguna madre debe sentirse agobiada si su hijo llora los primeros días cuando lo deja en la guardería. Hay que permanecer firme en la decisión si, durante la primera semana, el niño no quiere ir. Algunos niños necesitarán hasta uno o dos meses para adaptarse por completo al cambio.

La aparición de una enfermedad en el niño puede ser un trastorno considerable para la madre que trabaja. En algunos países ya se han establecido programas estatales para el cuidado de niños enfermos. La mayoría de estos servicios están ubicados en una sección especial de las guarderías.

Los niños con dolor de garganta, tos moderada, secreciones nasales o síntomas de resfriado (pero sin fiebre ni problemas para respirar) pueden, generalmente, acudir o seguir en la guardería. La decisión debe depender principalmente de cómo se siente el niño. Los niños con fiebre, vómitos o diarrea no pueden permanecer en la guardería y los que tienen una amigdalitis estreptocócica o una conjuntivitis bacteriana pueden volver a la guardería después de 24 horas de iniciar el tratamiento con un antibiótico adecuado. En todo caso, cada guardería tendrá, además, sus propias reglas acerca de cuándo un niño enfermo debe permanecer en casa.

¿ Cómo "sobrevivir" cada día como madre que trabaja ? :

- En primer lugar hay que evitar la fatiga. Si no se duerme lo suficiente, las cosas no pueden ir bien. Si es necesario, simplifique o elimine otras actividades, pero no sacrifique el sueño.

- Las investigaciones han demostrado que cómo pasa el tiempo con su hijo es más importante que cuánto tiempo pasa con él. Hay que tratar de hablar con el niño aprovechando cualquier ocasión y los treinta minutos antes de acostarlo juegue con su hijo al ritmo que él prefiera. Incluir a los hijos en las actividades de los padres, especialmente los fines de semana, tales como ir de compras, tambien es beneficioso. Si el niño, en general, está contento, quiere decir que se le está dedicando suficiente tiempo y atención.

- Cuando no se pueda disponer de más tiempo, habrá que reducir los quehaceres domésticos tanto como sea posible. Una casa impecable no debe ser el principal objetivo. El tiempo de relajación es indispensable, no es frívolo ni desperdiciado.

- Finalmente, las madres que trabajan fuera de casa deben pedir ayuda a los demás miembros de la familia y, por supuesto, no deben dejarse dominar por sentimientos de culpa. Hay que entender que lo la "supermamá" es un mito y que una madre no puede hacerlo todo por sí sóla o en forma perfecta. Necesita ayuda, y la merece. Adaptado de B.D. Schmitt, M.D. "Your Child's Health".